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El desafío de la digitalización de una empresa

Los tiempos han cambiado de manera muy acelerada y la imagen de la oficina con escritorios personales y papeles por todos lados ha ido desapareciendo desde hace ya muchos años para dejar paso a la utilización de la tecnología, que fue reemplazando y agilizando muchos de los procesos que debe realizar una compañía. Sin embargo, seguramente queda mucho por hacer y la digitalización de una empresa sigue siendo una meta que cada vez más tienen en mente.

El mundo coincide en que es vital encarar este proceso, pero es muy importante tener en claro que es fundamental hacerlo de una manera bien planificada para que el esfuerzo que demanda no sea en vano y sus ventajas no queden obsoletas en poco tiempo. 

Muchos de los beneficios de esta digitalización están a la vista: ahorro de costos, mejor comunicación con los clientes que en su mayoría ya están inmersos en el mundo digital, nuevas oportunidades de negocio, integración con otras herramientas, disponibilidad continua y posibilidad de teletrabajo, entre otros. 

En principio, la idea de modificar la mayor parte de los procesos y herramientas de una organización (porque no todo es digitalizable) puede sonar como un desafío enorme pero con una planificación seria y profesional es posible.

En la etapa inicial hay algunos puntos que pueden ser decisivos a la hora del resultado final y conocer a los clientes es uno de ellos porque, en definitiva, van a ser los que usen las nuevas herramientas. Por ejemplo: no servirá de nada implementar un nuevo servicio de pago digital, por más beneficios que traiga para el interior de la empresa, si el que tiene que pagar lo encuentra complejo y engorroso. 

Otra de las cuestiones a considerar fuertemente es el hecho de pensar a futuro. Lo vertiginoso de los cambios tecnológicos obligan a que, a la hora de estos avances, se esté al tanto de lo que se está haciendo en el mercado…y de lo que se va a hacer. Nadie quiere terminar de implementar algo “nuevo” y que inmediatamente quede “viejo”. Si bien puede parecer imposible saber con exactitud hacia dónde va la evolución de ciertas tecnologías, es clave considerar que lo que uno haga permita actualizaciones y modificaciones sin generar un impacto inmanejable que obligue a rehacer todo. Esto implica intentar evitar los “parches” que resuelve la urgencia pero son poco amigos de los cambios futuros. 

Para finalizar, sabiendo que hay muchos otros puntos a considerar, hay que tener claro que para el éxito de estos procesos de transformación la etapa clave suele ser la de planificación, donde se tienen que tomar decisiones claves. El momento de pensar una estrategia, tener claro qué se busca, entender las necesidades, capacitar a los trabajadores, saber que los costos iniciales pueden ser altos pero que traerán beneficios en el largo plazo y diseñar un proceso escalable y sostenible suelen ser los pilares de un cambio que seguramente traerá muchas ventajas.

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